Esta tortuga charapa (Podocnemis unifilis) fue hallada en un basurero de Quito. Llegó a la clínica del Zoo en enero del 2018, con heridas abiertas en el caparazón, posiblemente causadas por la mordida de un perro. ¿Por qué está en la ciudad, cuando su hábitat natural está en los ríos de la Amazonía? Seguramente, como cientos de tortugas al mes, cayó en las manos de traficantes de animales, fue comprada y, cuando empezó a crecer o enfermar, la abandonaron.
Las tortugas charapas son tortugas de río, no deben vivir en peceras. Al limitar su espacio desarrollan deformaciones en sus caparazones, problemas graves en su piel, no alcanzan el crecimiento físico adecuado. Además, la sobreexplotación de sus huevos para consumo humano, así como la captura y venta de los individuos adultos, las considera como especie vulnerable de la Lista Roja de la UICN.
A finales del 2020 fue posible devolverla a su hábitat, como lo puedes ver en este video: