Desde el 2002, el Zoológico de Quito se hizo cargo del cuidado de un osezno de anteojos que llegó rescatado, luego de que le hallaron junto a su mamá muerta y mutilada sus patas, víctima de cacería y de la perversidad humana. Antes de llegar a este centro de rescate, vivió en una finca y posteriormente fue trasladado al QuitoZoo, fue urgente que reciba atención especializada.
Durante estos veinte años, ese osezno se convirtió en un oso adulto, identificado con el nombre de manejo de Suro por los diferentes equipos de especialistas que se hicieron cargo de su desarrollo y cuidado. Verlo crecer fue una motivación muy especial para cada persona que pudo brindarle atención. Acompañarlo desde el inicio de su vejez también nos trajo importantes desafíos y nuevas formas de trabajar junto a él
El equipo de Educación para la Conservación del QuitoZoo toma como referencia la historia de Suro para sensibilizar a la ciudadanía sobre las amenazas que ponen en peligro la conservación del oso andino en nuestro país, lo cual se desarrolla mediante un programa educativo enfocado en especies en peligro de extinción. En ese sentido, visitar en el recinto a Suro no solo implicaba admirar su imponente presencia, también significaba conectarse con la importancia de valorar y cuidar a la especie que representaba.
A lo largo de este tiempo, Suro recibió siempre estimulación mediante enriquecimientos ambientales, para impulsar comportamientos propios de su especie y actividades para entretener su rutina. Además, vivió en un amplio espacio con elementos y adecuaciones que le brindaron seguridad y comodidad.
Mira en este video la historia de la llegada de Suro:
Un quebranto inesperado de salud
Seis meses antes de su muerte, el equipo de Bienestar Animal realizó un chequeo integral a Suro, como parte del programa de medicina preventiva del Zoológico de Quito. No se presentaron resultados que hayan mostrado inconvenientes en su salud. Sin embargo, durante las últimas semanas de noviembre su comportamiento cambió, dejó de salir de su cuarto de noche a la zona exterior del recinto y mostró un notable decaimiento. El 28 de noviembre muere aproximadamente a los 22 años de edad, la necropsia reveló signos de cáncer en su abdomen que debido a su edad avanzó rápidamente.
El importante legado de Suro
Suro fue protagonista clave en el trabajo de conservación de osos andinos a nivel nacional porque aportó con el desarrollo de herramientas biotecnológicas que ayudan a identificar con precisión los ataques de oso andino al ganado. Este proyecto de investigación se desarrolla junto a la Universidad San Francisco de Quito y el Zoológico de San Diego, frente a la necesidad urgente de conocer la manera en que interactúan los osos y otros carnívoros con las actividades ganaderas que aparecen en el último tiempo en lo que antes fueron bosques del oso andino.
El compromiso de la Fundación Zoológica del Ecuador con los osos andinos continúa tanto en la investigación y conservación in situ.