El Desafío Naturaleza Urbana Descubre Quito Biodiverso 2024 convocó a cientos de participantes que hicieron ciencia ciudadana, para registrar e identificar la diversidad de especies de flora y fauna que habitan en nuestra ciudad, donde se llevó a cabo por sexta ocasión. De acuerdo con el conteo oficial, en Quito se efectuaron 11.544 observaciones de 1.823 especies, entre protozoarios, hongos, plantas, moluscos, insectos, arácnidos, aves, mamíferos, reptiles, entre otros.
Este evento es un esfuerzo internacional de ciencia participativa, para encontrar y documentar la biodiversidad que habita en más de 690 ciudades de 51 países, utilizando la aplicación iNaturalist, para determinar quién logra hacer el mayor número de observaciones de la naturaleza, quién puede encontrar el mayor número de especies y quién puede atraer a la mayor cantidad de ciudadanos a participar.
Desde el 26 al 29 de abril del 2024, el Zoológico de Quito, junto al Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), Museo de Zoología de la Universidad San Francisco de Quito, la Universidad Indoamérica y el Programa de Aves Urbanas (PAU Ecuador) impulsaron el Desafío Naturaleza Urbana, con el apoyo de la Secretaría de Ambiente de Quito, Fundación Great Leaf, Fundación Jocotoco, Aves y Conservación, Colectivo Rescate Río San Pedro, Urban Orns, Vivarium de Quito y el Colegio Johannes Kepler. Este esfuerzo colaborativo institucional hizo posible la organización de diferentes eventos de registro e identificación de biodiversidad, realizados en más de doce sectores del Distrito Metropolitano de Quito, con el fin de incentivar a la ciudadanía a ser parte de esta iniciativa.
Además, en las semanas previas al Desafío se desarrollaron diferentes talleres, como de uso de la aplicación iNaturalist, fotografía de naturaleza, ilustración científica, entre otros espacios necesarios para que los asistentes cuenten con indicaciones fundamentales para tener una correcta participación en el evento.
Ciencia ciudadana en los parques de Quito
Para esta sexta edición del Desafío Naturaleza Urbana, el equipo de Educación para la Conservación del QuitoZoo dio prioridad a tres espacios públicos importantes de la ciudad: el Parque Los Algarrobos (en la parroquia de Cumbayá), el Parque Bicentenario (ex aeropuerto de Quito) y el Parque Itchimbía (aledaño al centro histórico de Quito). En cada uno de esos lugares, el objetivo fue ofrecer una experiencia integral de aproximación a la naturaleza, mediante la intervención de diferentes expertos en biología, ornitología, herpetología, macro fotografía, botánica, quienes se ubicaron en diferentes estaciones desplegadas en diferentes zonas de los parques, donde compartieron información relevante acerca de las especies de flora y fauna que se puede encontrar en cada parque, así como formas prácticas para registrar e identificar cada especimen.
En Los Algarrobos, donde el equipo del zoológico tuvo el apoyo imprescindible del Colectivo Rescate del Río San Pedro, estuvieron Eliana Montenegro, bióloga y ornitóloga, Roberto Vallejo, divulgador científico, Tatiana Jaramillo, docente e investigadora experta en plantas nativas, y María Elena Barragán, herpetóloga. Su participación fue para dar a conocer a niños y niñas de los colegios Alfaguara y Chuquiragua, invitados especiales para este evento, lo más importante acerca de los insectos que encuentran en medio de la vegetación del parque, la manera de identificar aves por su colores o sonidos, el uso del microcosmos, un accesorio para el teléfono celular que permite hacer registros de macro fotografía, y las características biológicas más significativas lo anfibios y reptiles que habitan en el bosque.
En el Parque Bicentenario estuvo presente Rebeca Rivas, bióloga y pajarera, quien compartió datos interesantes sobre las aves que vuelan en los parques y bosques de Quito, como el pájaro brujo, huiracchuro, quilico, mirlo, entre otros. Junto a la gente que estuvo en este evento, y apoyada por un equipo de Aves y Conservación, Rebeca hizo avistamientos de algunos pájaros que revoloteaban entre las ramas de los árboles que crecen en el bosque de especies nativas del ex aeropuerto. Los asistentes principales fueron estudiantes del Instituto Cenestur y visitantes del parque.
A esa experiencia le complementó la estación de insectos, donde los participantes conocieron de parte de Anderson Ríos, educador del QuitoZoo, aspectos esenciales de los insectos que existen en los parques de Quito, la manera de identificarlos correctamente y cómo captarlos con el microcosmos claramente.
El encuentro en el parque Itchimbía, mientras tanto, tuvo un taller de fotografía de naturaleza a cargo de Diego Acosta, biólogo y experto en ese tipo de registros de imagen. Él ofreció una inducción a un grupo de jóvenes del colegio Santiago de Guayaquil, respecto a técnicas esenciales para hacer registros adecuados de animales, plantas y cualquier elemento de la naturaleza. Los participantes demostraron un interés especial por esta práctica que la pueden practicar diariamente con su teléfono móvil.
Después del taller, el grupo recorrió las estaciones de insectos y de aves, para estar preparados para el registro e identificación de especies que efectuaron al final del encuentro, como ocurrió en cada uno de los eventos desarrollados por el QuitoZoo en los tres parques.
En cada uno de los encuentros de ciencia ciudadana en los parques de Quito, el equipo de Educación para la Conservación entregó insignias facilitadas por el INABIO, con la que se destacó la participación de cada asistente, desde atributos como Conocimiento amplio de la naturaleza, Registro y contribución al conocimiento científico, Respeto y conservación, entre otros. Este reconocimiento se basó en el interés que cada participante demostró en las diferentes exploraciones realizadas.
Finalmente, para cerrar el Desafío Naturaleza Urbana de este año, una parte del equipo del QuitoZoo viajó a Mindo para efectuar una búsqueda nocturna de especies en el bosque húmedo de esa zona ubicada al noroccidente de Quito. Los exploradores y exploradoras de esta expedición pudieron hallar increíbles insectos, anfibios y plantas, entre la frondosa vegetación de este ecosistema alejado del corazón urbano de la ciudad.