El miércoles 22 de mayo del 2024, por el Día de la Biodiversidad, diferentes organizaciones que promueven y desarrollan proyectos enfocados en la conservación de la vida silvestre, presentaron los resultados del Desafío Naturaleza Urbana, un evento de ciencia ciudadana que se llevó a cabo en Quito y por primera vez en la provincia de Pichincha, desde el 26 al 29 de abril del 2024.
De acuerdo con el conteo oficial, 332 observadores en Quito efectuaron 12.496 observaciones de 1.956 especies, entre protozoarios, hongos, plantas, moluscos, insectos, arácnidos, aves, mamíferos, reptiles, entre otros. Las identificaciones alcanzaron un total de 17.943. Una cuarta parte de las observaciones ha llegado a convertirse en grado de investigación científica.
Entre las observaciones contabilizadas, cuatro especies no aparecieron en los registros: la lagartija de los jardines de Quito (Pholidobolus montium), el picaflor gigante (Patagona gigas), Churuyuyo de Quito (Commelina quitensis) y el gusano de terciopelo neotropical (Oroperipatus quitensis). Aunque esto no significa que estas especies ya no existan, Francisco Prieto, INABIO, mencionó que es un indicador que alerta a la comunidad científica para analizar la situación de las poblaciones de estas especies en vida silvestre.
Igualmente, existen especies amenazadas que sí fueron observadas y registradas, como la rana cutín de Coloma (Pristimantis colomai), la paloma perdiz purpúrea (Geotrygon purpurata) y el mono capuchino de frente blanca (Cebus aequatorialis). Esto genera esperanza para su conservación.
Ciencia ciudadana con fuerza institucional
Este año ya se completaron cinco ediciones, que en esta ocasión fue liderada por el Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), el Zoológico de Quito, el Museo de Zoología de la Universidad San Francisco de Quito, la Universidad Indoamérica y PAU Ecuador, apoyados por Great Leaf, Colectivo Rescate Río San Pedro, Aves y Conservación, Colegio Johannes Kepler, Urban Ornis, Fundación Jocotoco, Jardines Silvestres y la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito.
El Desafío Naturaleza Urbana es un esfuerzo internacional de ciencia participativa, para encontrar y documentar la biodiversidad presente en varias ciudades alrededor del mundo. Este año Quito participó con más de 690 ciudades en 51 países de los siete continentes, para determinar quién logra hacer el mayor número de observaciones de la naturaleza, quién puede encontrar el mayor número de especies y quién puede atraer a la mayor cantidad de ciudadanos a participar.
La ciudadanía es convocada a observar y registrar las especies de su entorno a través de iNaturalist, una herramienta de ciencia ciudadana de uso libre. Cada fotografía o audio registrado es geolocalizada en esta plataforma, los datos recopilados son identificados por la comunidad científica y se comparten en el GBIF Global (plataforma global de acceso libre y gratuito a los datos de biodiversidad).
Las instituciones organizadoras llevaron a cabo más de 30 encuentros entre talleres de inducción de uso de iNaturalist, charlas sobre ilustración científica y fotografía de la naturaleza y eventos de registro. En total, se sumaron 533 personas de todas las edades. Gracias a Jardines Silvestres y el apoyo de la Universidad San Francisco de Quito, algunas familias pudieron hacer sus registros en CotopaxiPungo, en el Pasochoa y Santa Rita.
Además, este es el primer año que se hizo registro de biodiversidad en reservas ecológicas como Masphi, gracias a la coordinación del INABIO y el apoyo de la Fundación Jocotoco y la Secretaría de Ambiente, mientras PAU Ecuador se sumó por primera vez al Desafío, dándole protagonismo a las aves del Parque La Armenia, en Conocoto.
El QuitoZoo, por su parte, desarrolló eventos de registro en los parques metropolitanos Los Algarrobos, junto al colectivo Rescate Río San Pedro, el parque Itchimbía y el Parque Bicentenario, con el apoyo de Aves y Conservación. También participaron Rebeca Rivas, Bióloga y pajarera; Diego Acosta, biólogo y fotógrafo de naturaleza; María Elena Barragán, herpetóloga; Roberto Vallejo, Divulgador científico; Tatiana Jaramillo, Docente investigadora y experta en botánica; y Eliana Montenegro, Bióloga y ornitóloga, quienes compartieron espacios de aprendizaje, exploración y registro con los participantes de los eventos en los parques.
A continuación, mira en este video cómo fue posible llevar a cabo el Desafío, gracias al trabajo interinstitucional:
Una experiencia que dejó gratas sensaciones
Sandy Espinoza, representante de Jardines Silvestres, contó que vivió dos experiencias gratificantes con los asistentes: “la primera con los niños, que estuvieron muy emocionados descubriendo cosas nuevas y aprendiendo sobre los cantos de las aves y cómo encontrarlas siguiendo los sonidos. Y la segunda, con los adultos que aprendieron sobre las plantas nativas y sus usos medicinales, especialmente algunas plantas locales que son usadas por la comunidad de Rumipamba”, en la parroquia rural de Sangolquí.
Por su parte, Camila Rodríguez, de la Comunidad Educativa Alfaguara, expresó que “nuestro reto no fue sumar número de registros, sino crear espacios de conexión con el entorno natural”. Ella destacó la importancia de que niños y niñas tengan la oportunidad de conectar con la naturaleza y acercarse a la comunidad científica a través del Desafío, una experiencia que “nos permitió entender que la conservación es un ejercicio de todes y que nos necesitamos en comunidad”.
Mientras tanto, Liliana Jaramillo, directora de la Fundación Great Leaf, aseguró que “incrementamos en 41 especies la biodiversidad registrada en el corredor biológico de la avenida Mariana de Jesús, con el dato interesante de la presencia de orugas de mariposa monarca en los jardines”.
Además, Enmily Sánchez, representante de la Universidad Indoamérica, dijo que “la biodiversidad del Quito urbano no dejó de sorprendernos”. Ella fue parte de un grupo que hizo muestreo e identificación de macroinvertebrados en uno de los riachuelos cercanos al Teleférico de Quito, donde contaron con la participación de una investigadora en botánica para la identificación de la flora.
“Fue un encuentro donde aprendimos de la comunidad”, dijo Daniel Arias, representante de PAU Ecuador, quien destacó el saber ancestral de Delia, una de las participantes. “Ella nos habló sobre los nombres comunes en quichua de las plantas y sus diversos usos medicinales y tradicionales. Fue una revelación escucharla y darnos cuenta de cuánto podíamos aprender de su experiencia y conocimiento profundo de la naturaleza”.
Finalmente, para el Zoológico de Quito esta fue una experiencia “que permitió plantear metodologías de aprendizaje al aire libre junto a herramientas de ciencia ciudadana y mostrar que los parques de Quito son espacios naturales de fuerte presencia de biodiversidad”, indicó Gabriela Arévalo, directora de Educación para la Conservación.