Nueva cría de oso llegó al Zoológico de Quito

marzo 21, 2025

La tarde del martes 19 de marzo del 2025, una cría de oso andino, de pocas semanas de edad, llegó a la clínica del Zoológico de Quito en Guayllabamba. Este es el segundo caso de una cría rescatada de esta especie que recibe este centro de rescate en menos de 4 meses.

De acuerdo con información proporcionada por funcionarios del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) y de la Unidad de Protección del Medio Ambiente (UPMA) de la Policía Nacional, el 9 de marzo pasado, pobladores de la comuna Rancho Chico, en la parroquia de Ambuquí del cantón Ibarra, provincia de Imbabura, observaron que una osa y sus dos crías intentaban cruzar una carretera. Uno de los cachorros se quedó atrás, separándose de su madre. Este hallazgo se reportó a la Prefectura de Imbabura y a la UPMA, cuando vieron a uno de los animales trepado en un árbol. Sin embargo, al momento en el que las autoridades acudieron al rescate ya no encontraron al pequeño oso.

Después de nueve días de ese suceso, un ciudadano vio a una cría de oso andino dentro de su propiedad, entre maizales, en el sector de Loreto, en la comuna Rumipamba, también de la parroquia de Ambuquí. Al día siguiente, cuando notó que el animal seguía en el lugar, intentando trepar árboles de eucalipto y con el peligro de sufrir ataques de perros, reportó inmediatamente al 911, y agentes de la UPMA, en coordinación con funcionarios del MAATE, organizaron el rescate y traslado hasta Ibarra. Allí, el equipo veterinario del QuitoZoo se sumó al procedimiento para verificar el estado de salud del animal, estabilizarlo e hidratarlo. Después, siguió la movilización hasta la clínica del QuitoZoo, donde continuará su recuperación.

David Mora, director de Bienestar Animal del QuitoZoo, explicó que “se requieren esfuerzos especializados, tanto a nivel médico y de cuidado rutinario, para mantener al osezno con buen estado de salud. Estamos aplicando un estricto control sanitario y aislamiento en un área cálida y segura, con temperatura regulada que aporta confort térmico para mitigar los cambios bruscos o extremos de parámetros ambientales”.

Además, el animal cuenta con alimentación asistida de forma regular y constante, mientras se realiza un monitoreo permanente de su estado, durante 24 horas, a través de cámaras de seguridad, así como asistencia médica día y noche. 

Como ocurre con todos los animales rescatados, especialmente neonatos, el pronóstico de esta cría de oso andino es reservado. El caso deberá analizarse en una mesa técnica conformada por autoridades y especialistas, y así determinar cuál será el futuro de este animal.

Por su parte, el subteniente Adair Arévalo, jefe de la UPMA en Imbabura, recordó a la ciudadanía que “si alguien encuentra (osos) en la parte alta de la montaña o dentro del callejón ecológico donde esta especie se desarrolla, en casos de avistamiento, ataque a cultivo, ataque a ganado, si encuentra una especie de vida silvestre herida o si hay riesgo de ataque hacia el humano”, debe reportarlo inmediatamente al ECU911. Esta alerta activa un protocolo oficial que aplican los funcionarios de las autoridades ambientales y policiales para atender el caso.

El panorama que es preocupante para la especie

Martín Bustamante, director del QuitoZoo, siente que esta situación con osos andinos, repetida en los últimos meses, lleva al equipo de esta institución a preguntarse, “¿cómo proteger al oso andino en su hábitat montañoso? Es prioritario reconocer la urgencia de enfrentar la crisis actual que tiene origen en lo ambiental y social hasta lo productivo, económico, cultural, político e institucional. Este caso, como el de otros osos, nos recuerda una vez más que avanzamos peligrosamente hacia un daño ambiental irreparable”.

Respecto al contexto que provoca situaciones como la que sufrió este cachorro, Andrés Laguna, biólogo de Vida Silvestre de la Prefectura de Imbabura, explica que “los osos están recuperando zonas históricas para ellos, que hace más de cincuenta años no habían sido ocupadas por esta especie”. Estas zonas son principalmente quebradas, donde existe una vegetación arbustiva, altoandina, de varias especies de plantas naturales nativas que son fuente de alimento complementaria de los osos. 

“De acuerdo con la historia natural de la especie, se conoce que las madres osas utilizan los encañonados de las quebradas para reproducirse y para cuidar a sus crías”, añade Laguna. También acota que cuando los recursos escasean en esas zonas, los animales deben moverse a espacios similares, lo cual implica que crucen por sectores poblados por humanos y animales domésticos; una circunstancia que volverá más frecuente la escena de “hembras que cruzan vías pobladas, es decir, los cachorros siempre van a estar vulnerables y expuestos a estos nuevos escenarios”.

Un caso que se repite en pocos meses

Desde finales de noviembre del 2024, el QuitoZoo mantiene bajo cuidado profesional a ‘Sisa’, la osezna que fue rescatada en Angamarca (Cotopaxi) en agosto del año pasado. Llegó con aproximadamente 4 meses de edad y está refugiada en un espacio temporal de 120 metros cuadrados, en el que cuenta con cinco ambientes diferentes para seguir creciendo. No obstante, el QuitoZoo busca construir un hábitat para Sisa, adaptado a las condiciones naturales de los bosques donde viven osos andinos, en un área de 3 mil metros cuadrados, a lo largo de una de las quebradas del bosque seco de este centro de rescate.

Para lograr ese objetivo, el Zoológico de Quito mantiene activa la campaña “Un hábitat para Sisa”, una iniciativa con la que busca recaudar fondos de la ciudadanía y financiamientos empresariales. Asumir en menos de un año el segundo caso de un osezno rescatado en similares circunstancias, tanto de separación de su madre como de la edad temprana en la que fueron hallados, representa un nuevo desafío, pero afianza el compromiso por continuar dedicando todos los esfuerzos necesarios para promover el bienestar animal en ambos animales.

En Ecuador, desde el 2021 se considera que el oso andino es una especie En Peligro. Además, se ha incrementado el número de conflictos entre este gran mamífero y las comunidades rurales, por lo que es necesario establecer mecanismos de coexistencia que protejan tanto a la fauna silvestre como a las actividades productivas locales.

Andrés Laguna señala que la Prefectura de Imbabura cuenta con un Plan de Acción para enfrentar esta problemática, a través de diferentes estrategias, como monitoreo de las poblaciones, educación ambiental para las comunidades, recuperación de especies vegetales, alertas tempranas, entre otros aspectos claves para gestionar de una manera adecuada la interacción de la fauna silvestre con poblaciones humanas en las montañas. Él espera que esto pueda desarrollarse también en otras zonas del país, para enfrentar contextos similares que enfrentan esta y otras especies nativas del país.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el oso andino (Tremarctos ornatus) está catalogado como Vulnerable en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN a nivel regional, desde Venezuela hasta Bolivia y el noroeste de Argentina. Las principales amenazas que enfrenta son la deforestación para la expansión de la agricultura y la ganadería, la penetración de actividades humanas en áreas agrestes, la extracción de recursos naturales y la cacería. Ecuador es el país donde la amenaza  es más fuerte en toda la región.

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