Cóndor rescatada se recupera en el QuitoZoo y podrá volver a volar en libertad

agosto 4, 2025

Fue hallada en estado crítico en la reserva Chakana, al pie del volcán Antisana. Hoy, gracias a una atención coordinada y especializada, se prepara para regresar a la vida silvestre.

Es una cóndor hembra que a día de hoy supera los 8 kg de peso. Su ojo rojo y la ausencia de cresta la diferencia de los machos. El desarrollo de su collarín blanco y el contraste en su plumaje permiten estimar que es una joven que en un par de años se convertirá en adulta.  

Llegó a nuestra clínica veterinaria el 16 de julio. Después de haber superado la etapa crítica de su recuperación, en unas semanas podrá regresar a vida silvestre. 

En este momento continúa recibiendo cuidado y alimento; es monitoreada mientras su salud brinda señales positivas de recuperación y espera ser trasladada a un espacio temporal donde, al empezar a dar saltos y extender sus alas, muestre indicios de que está lista para emprender el vuelo. 

El 16 de julio, un grupo de guardabosques de la reserva de Fundación Jocotoco alertaron sobre la presencia de esta cóndor subadulta en la reserva Chakana. La encontraron en el suelo en estado grave. El equipo de la Fundación Cóndor Andino, que se encargó de su rescate, indicó que estaba “en condición corporal muy baja, temperatura disminuida y signos de dolor”, condiciones riesgosas que determinaban un pronóstico reservado.

El impacto de la pérdida de una cóndor hembra

A pesar de que esta joven hembra todavía no está en edad reproductiva, es necesario cuidar a cada una de las potenciales reproductoras, especialmente cuando consideramos que la población de la especie es baja y en los últimos años hemos enfrentado algunos decesos. Conseguir que ella llegue a etapa adulta y pueda reproducirse es uno de los objetivos trazados en el Plan de Acción para la Conservación de la especie.

La muerte de una sola hembra reproductora compromete años de recuperación poblacional, afecta a su pareja, limita el mantenimiento poblacional de la especie y pone en riesgo la estructura genética. Las hembras de cóndor solo ponen un huevo cada dos o tres años. Las parejas cuidan a ese único polluelo durante más de un año, lo que significa que la población crece muy lentamente, y cada individuo cuenta.

La presencia de perros asilvestrados en ecosistemas andinos representa una amenaza creciente para la biodiversidad, especialmente en áreas donde habitan especies amenazadas como el cóndores, osos y tapires andinos. Diversos estudios en Ecuador han documentado que estos perros atacan tanto a la vida silvestre como al ganado, lo que ha llevado a comunidades rurales a implementar métodos no selectivos de control, como la colocación de carnes impregnadas con veneno en zonas abiertas. Los envenenamientos a cóndores han sido una consecuencia secundaria de este grave problema ecológico y de salud pública.

La llegada de una cóndor al QuitoZoo

El estado en el que llegó la cóndor determinó la necesidad de una atención inmediata. El equipo de bienestar animal realizó muestras de sangre para tener un diagnóstico preciso, así como rayos X para identificar si tenía perdigones en el cuerpo o lesiones en huesos. La cóndor presentaba signos que indican posible exposición a sustancias tóxicas o dañinas, los casos precedentes de cóndores rescatados llevaban a pensar en cualquiera de las posibilidades. Se observaron efectos negativos en su salud, tanto a nivel físico como un fuerte decaimiento.

Los hallazgos de los primeros análisis de sangre mostraron una fuerte alteración del funcionamiento del hígado. Esto podría explicarse desde dos miradas: que la cóndor sufrió envenenamiento, lo que generó por un elevado trabajo hepático para la desintoxicación. Pero también puede deberse a una prolongada deshidratación y tiempo sin alimentación.

El Ministerio de Ambiente lideró las búsquedas de otros animales con signos similares o la presencia de carroñas envenenadas y, afortunadamente, no hubo más hallazgos; una actividad que fue complementada por el personal técnico de la Fundación Cóndor Andino.

Ahora que esta hembra juvenil recibe atención en el Zoológico de Quito, recibe alimentación varias veces al día y le proporcionan medicación de forma oral con protectores hepáticos, vitaminas e inmunoestimulantes. A los pocos días de su estancia en la clínica su evolución fue favorable; ganó peso y fuerza. 

Desde su llegada ha ido recuperando su comportamiento y mostrando una evolución favorable. Demuestra mayor interés en explorar su entorno, realiza saltos con menor dificultad y responde positivamente a la diversidad de alimentos que se le ofrece, alimentándose por sí misma. Presenta una postura corporal más natural, se ha observado un autocuidado de sus plumas (acicalamiento), disfruta y reacciona a estímulos ambientales como la presencia de sol y baños de agua. 

Desde hace algunos meses el QuitoZoo atiende a dos crías de osos que crecen a diario, lo que demanda colocarlas en un espacio temporal más amplio que permita acompañar cercana y profesionalmente el manejo de los dos casos. La construcción de este lugar inició hace algunas semanas en miras de albergar a las osas, antes de trasladar a una de ellas a un refugio ubicado en la quebrada del zoológico. El espacio será cedido por algunas semanas a la cóndor, pues es urgente que empiece a fortalecer su musculatura para ser reinsertada a su hábitat natural lo más pronto posible.  

“Asumimos el cuidado de esta cóndor como una reafirmación del compromiso con la fauna nativa, con las montañas, con la vida de los Andes. El Zoológico ha dedicado su trabajo para la conservación de los cóndores y ha ultimado esfuerzos para cada uno de los casos de esta especie, así como para el trabajo mancomunado en su investigación y formulación del Plan de Acción para conservar la especie.  Devolver a este animal al medio natural es un desafío, es un sueño, pero también es una necesidad,  dice Martín Bustamante, director del Zoológico de Quito”

En los últimos años, el zoológico ha recibido y atendido distintos casos de cóndores: Kayambi (2019), polluelo que llegó sin plumas en su cola. Chitachaka (2021) tenía fracturas en su cuerpo por una posible caída del nido en sus primeros vuelos; ninguno de los dos polluelos pudo ser reinsertado y se mantienen bajo el cuidado de este centro de rescate. Iguiñaro (2020), fue atendido y liberado, lamentablemente falleció en vida silvestre. Gualabí (2022), después de su rehabilitación, volvió a vida silvestre y actualmente es monitoreado por la Fundación Cóndor Andino. Además, se recibió para realizar la necropsia, a un cóndor abatido por disparos procedente de la zona de Cahuasquí, Imbabura. 

Reserva Chakana, un santuario de cóndores

La Reserva Chakana se encuentra a unos 60 km al sureste de Quito y forma parte de una red de áreas privadas gestionadas por la Fundación Jocotoco. Ocupa unas 5 000 hectáreas de páramo y bordea antiguos flujos volcánicos de la zona del Antisana. 

Chakana y sus áreas colindantes son el epicentro de los cóndores en Ecuador, En esta zona se registra la mayor presencia y densidad de la especie, avistándose hasta  más de 40 ejemplares de cóndor andino, lo que representa entre el 30 y 40 % de la población nacional, estimada en solo 150 individuos según el censo de 2018.

Un llamado a la ciudadanía

La protección del cóndor andino requiere del compromiso de toda la sociedad. Es fundamental asumir una tenencia responsable de animales de compañía, evitando su abandono y promoviendo la esterilización. Además, resulta urgente erradicar prácticas como el uso de veneno en el campo, que ponen en riesgo no solo a esta especie emblemática, sino a toda la biodiversidad andina. Con acciones concretas, podemos conservar el vuelo del cóndor en nuestros cielos. 

El rescate de la cóndor andina fue posible gracias a una articulación eficaz entre la Fundación Jocotoco, la Fundación Cóndor Andino, el QuitoZoo y el continuo acompañamiento del Ministerios de Ambiente, Agua y Transición Ecológica en su rol de control y vigilancia de las posibles causas que afectaron a esta condor. 

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