Un proyecto de educomunicación del Zoológico de Quito y la Fundación Charles Darwin
Las islas encantadas están presentes en un sinnúmero de relatos, y esta vez queremos que sea la infancia que habita este territorio quienes cuenten la historia. Con el propósito de escuchar esas voces, la Fundación Zoológica del Ecuador y la Fundación Charles Darwin impulsan el proyecto Galápagos, suena a cuento, una propuesta de educomunicación que une literatura, arte, juego y educación ambiental.
Durante varias semanas, un equipo del Departamento de Educación para la Conservación del Zoológico de Quito se encuentra en la Isla Santa Cruz, acompañando a estudiantes de la Escuela de Educación Básica Julio Humberto Puebla Castellanos, una institución pública ubicada en la parroquia rural Bellavista, recinto El Cascajo, una zona de transición entre los ecosistemas costeros y las tierras altas de la isla, donde se pueden encontrar pinzones de Darwin, tortugas, lechuzas y otras aves terrestres.
A través de talleres inspirados en la filosofía educativa de Reggio Emilia, los niños y niñas —de entre 3 y 10 años— construyen una isla imaginada: un espacio simbólico donde el mar, los animales y las emociones se entrelazan para dar origen a historias colectivas.
La mediación lectora es una de las principales herramientas del proceso. Durante todas las sesiones, el grupo lee distintos libros mediante metodologías basadas en el diálogo, la creatividad y la experimentación. Se exploran libros ilustrados, silentes y relatos que narran el propio territorio. En el transcurso del proceso las niñas y los niños juegan con técnicas narratológicas para crear personajes y tramas, exploran su voz y tienen espacios de conexión con ella, incorporando herramientas que les permitan potenciar y convertirla en un medio de expresión artística y emocional.
Fotos: David Guijarro y Ashlee Coello
“Nos emociona poder compartir metodologías de co-creación con el equipo de la Fundación Charles Darwin; desarrollarlas en un territorio tan único como las Islas Galápagos, pero sobre todo la posibilidad de trabajar con las infancias de esta región del país. Sin duda será un aprendizaje conjunto para todas las personas que somos parte de este proyecto de educomunicación”, señala Gabriela Arévalo, coordinadora del proyecto por parte del Zoológico de Quito.
Con Galápagos, suena a cuento, el Zoológico de Quito y la Fundación Charles Darwin, buscan que las niñas y niños participantes reconozcan la relación entre el territorio, la comunidad y la identidad personal; desarrollen la creatividad a través de la experimentación con distintos materiales, el dibujo y la construcción colectiva; fortalezcan la expresión oral, visual y sonora; y se involucren en el trabajo colaborativo, la escucha activa y la reflexión sobre las emociones y los vínculos con la naturaleza.
El equipo del Zoológico de Quito que implementa el proyecto está conformado por Gabriela Arévalo, Ana Arias y Anderson Ríos, quienes trabajan en conjunto con Fernanda Loayza, David Guijarro, Sara Apolo y Ashlee Coello de la Fundación Charles Darwin.
Fotos: David Guijarro y Ashlee Coello
“Creemos que estas alianzas son fundamentales porque nos permiten unir esfuerzos para alcanzar objetivos comunes y crear redes de colaboración y construcción colectiva. El arte es un componente esencial del proyecto y otro punto de encuentro con la visión pedagógica del equipo de educación del Quito Zoo, pues también creemos en su poder transformador, ya que posibilita la exploración sensorial, la experimentación a través de la creatividad, una conexión emocional, y la creación de diversas formas de comunicar que integran diferentes habilidades, pero que también que atienden a múltiples necesidades”, destaca Fernanda Loayza, coordinadora del proyecto por parte de la Fundación Charles Darwin.
El proceso dará paso a la creación de un cuento colectivo dibujado y a un audiocuento que recogerá las voces, sonidos y emociones de este grupo de representantes de las infancias de Galápagos. El grupo presentará sus obras en una exposición abierta a la comunidad. Será una invitación a escuchar cómo la niñez de Galápagos narra su propio territorio.
Fotos: David Guijarro y Ashlee Coello


