La tarde del lunes 27 de abril el Zoológico de Quito, a las 17:37 recibió la llamada de Luis Perugachi para notificar que había visto un cóndor herido en la zona superior de Iguiñaro (Parroquia de El Quinche), indicaba que lo trasladarían hacia una zona poblada. El equipo del Zoológico acudió de inmediato al sitio. Después de varios días de atención clínica y exámenes médicos el cóndor fue dado de alta y salió de la zona de hospitalización del Zoológico de Quito para ser trasladado hasta los recintos de aislamiento para cóndores.
“Iguiñaro” aparenta edad adulta avanzada estimada en el desarrollo de pliegues en sus crestas y carúnculas. Para tener mayores referencias de su edad el equipo veterinario del Zoológico realizó una comparación con los cóndores que albega, cuyas edades son conocidas, y se estima que tiene entre 30 y 50 años.
Un disparo en su cuerpo lo extrajo de su hábitat. Sin la reacción inmediata y adecuada de tres moradores de la comunidad de Iguiñaro pudo haber sido uno más de los cóndores que mueren cada año en el Ecuador. Su situación muestra la frágil relación del hombre con los Andes, con la vida silvestre. Es una especie que la gente conoce, es vista como emblema nacional, pero esto no ha servido para frenar y enfrentar las amenazas que merman su población. El conocimiento que la ciudadanía tiene del cóndor es superficial, no conocemos a profundidad sobre esta especie, su aporte ecosistémico, su relación con el agua y los páramos, el peligro constante en el que vive y su posible pronta extinción. No reconocemos el daño que nuestras acciones han ocasionado en su hábitat y en su supervivencia.
El Santuario donde en estos momentos vuela “Iguiñaro” posee en su interior el 16% del todas las áreas de uso de cóndor andino registradas en el Distrito Metropolitano de Quito y se constituye como uno de los sitios de mayor concentración de la especie a nivel nacional, en esta área se han registrado hasta 49 individuos y es el hogar de la pareja reproductiva monitoreada más exitosa del mundo con siete eventos reproductivos en los últimos siete años.
Reserva Chakana
“Iguiñaro” fue identificado por primera vez en Zuleta en el 2016 junto a una hembra, el 27 de abril del 2020 es rescatado en una de las quebradas del Área de Protección Hídrica Cerro Las Puntas y hoy alza su vuelo en uno de los peñones de la Reserva Chakana, un lugar de percha, dormidero y anidación perfecto para que pueda empezar nuevamente a recorrer el territorio.
La Reserva Chakana –donde fue liberado “Iguiñaro”- es considerada como el santuario de los cóndores del Ecuador. Fue creada por Fundación Jocotoco, en 2011, con el objetivo de proteger los dormideros y los sitios de anidación más importantes del país para esta especie.
Para Michaël Moens, director conservació de Fundación Jocotoco, “es simbólico que a un cóndor rescatado en El Quinche se lo libere en un sitio donde está la mayor confederación de cóndores del Ecuador. A esta área se la conoce como el aeropuerto internacional de los cóndores, porque curiosamente cóndores que se han visto en Cotopaxi, e incluso en Colombia, han llegado a esta reserva”, cuenta el investigador. Esto, debido a características como sus corrientes ascendentes de aire caliente, disponibilidad de alimento y por ser un hábitat protegido.
La Reserva fue creada con el objetivo de proteger los dormideros y los sitios de anidación más importantes del país para esta especie. Concentra remanentes de importantes ecosistemas andinos que se han perdido a lo largo del tiempo por actividades relacionadas a la agricultura, ganadería y urbanización; así se convierte también en un área de conservación del oso andino, tapir de montaña y una zona indispensable para la preservación de los páramos y los humedales de alta montaña, que son claves para el abastecimiento del agua.[/vc_column_text][vc_gallery type=»image_grid» images=»4370,4373,4376,4377,4378,4379″][vc_column_text]“Iguiñaro”, el número 16
“Iguiñaro” mantendrá la secuencia numérica de bandas alares para cóndores marcados en Ecuador; es el décimo sexto cóndor marcado por Fundación Cóndor Andino y The Pererine Fund. Un rastreador satelital donado por el Municipio de Quito acompañará al cóndor en su nuevo comienzo.
El seguimiento del vuelo del cóndor estará́ a cargo de la Fundación Cóndor Andino, en el marco de los proyectos financiados por el Fóndo Ambiental y el Municipio de Quito. El rastreo satelital ha mostrado que los cóndores pueden tener áreas de vida que varían entre los 3.000 km2 a los 30.000 km2, dependiendo de los individuos, su estado de madurez y sexo. Los datos que se recaben del seguimiento a “Iguiñaro” permitirán conocer sus movimientos, ubicación, zonas de socialización con otros cóndores, lugares de anidación y dormideros. Por tanto, contribuirán para la investigación que se realiza de esta especie, la cual permite plantear acciones de conservación de vital importancia.
La conservación del DMQ es primordial para la protección de la especie
“Para mí este momento es un compromiso para seguir trabajando por esta causa. Agradezco a todos ustedes, porque aquí veo que se han sumado varías voluntades. Ustedes, chicos que lo rescataron (al cóndor), se preocuparon por él; dijeron: ‘Vamos a verificar que lo lleven al zoológico’, donde estuvieron plenamente seguros de que iban a ayudar a Iguiñaro. Quito es tierra de cóndores, tierra de osos, de colibríes. Tenemos estos páramos maravillosos. Ahí está nuestra alta responsabilidad y confianza en la juventud de que los sepamos preservar”, dijo el alcaldeJorge Yunda, durante el proceso de liberación.
La presencia del burgomaestre y el apoyo a la conservación de los cóndores es indispensable, pues en los límites del Distrito Metropolitano de Quito se encuentran, al menos, 20 territorios de anidación identificados. Esto significa, según el Plan de Acción de Conservación del Cóndor Andino, que Quito alberga a cerca del 50% de las posibles parejas reproductivas que existen en el Ecuador y 9 de los 16 nidos registrados hasta la fecha en todo el territorio nacional. Por tanto, el 53% de la población nacional de cóndores dependería de los ecosistemas existentes en Quito para su reproducción, convirtiendo a los páramos del DMQ en territorios estratégicos para la conservación de la especie.
A nivel nacional es indispensable el compromiso activo de autoridades ambientales y actores en el ámbito de la conservación. Las acciones deben centrarse en evitar el declive continuo que está llegando a un estado irreversible para la población de cóndores en el país. Entre algunas de las acciones que el Plan de Acción para Conservación del Cóndor plantea están: Mejorar las condiciones de hábitat en áreas críticas para la conservación de la especie (como las parroquias orientales de Quito). Reducir la competencia por alimento que plantean los perros ferales y domésticos asilvestrados mediante campañas de esterilización en comunidades, así como el control y erradicación de perros en el hábitat del cóndor. Limitar actividades en áreas vitales para el éxito de anidación o descanso en estas aves. Desarrollar un plan de educación ambiental a nivel nacional centrado en la conservación del cóndor.
La acción comunitaria
La ayuda y acción inmediata de tres pobladores de la comunidad de Iguiñaro fue indispensable para poner a salvo al cóndor. Tras darse cuenta de que el cóndor no podía levantar vuelo decidieron rescatarlo para intentar ponerlo en manos del Zoológico quiteõ con la intención de que ayuden al cóndor. Después de un mes del rescate, Marco y Pablo vega junto a su cuñado, Luis Perugachi afirman estar comprometidos con la vida silvestre y el cuidado del agua en esta zona en donde se promueven modos de vida que cuiden el ecosistema y aseguren la provisión de agua para los ecosistemas y la gente. “Es una alegría para todos que él sí pueda estar libre”, Marco Vega.